Quise hacerte daño y disfrutar con tu dolor. Pero me llevé un gran desengaño, pues con el pasar de los años sigo pensando en ti. Y es que soy una estúpida y por mi propia culpa te perdí. Y hoy como si fuera justicia divina soy yo quien sufre por ti. Supongo que es así como debe ser, tengo que vivir en carne propia lo que te hice padecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario