viernes, 18 de marzo de 2011


Francisco llego a conocer a Irene tanto como a si mismo. En esas largas noches de insomnio, se contaron sus vidas. No les quedó ni un recuerdo del pasado, ni un sueño del presente, ni un plan para el futuro, sin compartir. Hicieron entrega de todos sus secretos, se abandonaron más allá de los límites físicos, entregándose también en espíritu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario