Era lo que quería, parar el mundo un instante, encadenarme a tus brazos, perderme en tu boca, memorizar el olor de tu piel y volver a mi mundo cuando el reloj echara de nuevo a andar…
Leí las instrucciones, claras y breves: abrir el sobre y diluir su contenido en medio vaso de agua, beberlo de un solo sorbo con los ojos cerrados. La tomé sin pensar y pasó.
El reloj de la cocina se paró. Salí al salón, allí estabas. Habías venido a tomar un café, simplemente. Te miré a los ojos, profundos, enormes, mágicos…
Creí oírte en un susurro… “te lo dije…” o quizá sólo lo soñé… o quizá lo pensé o quizá esta vida es demasiado corta y demasiado estrecha para sentir tanto al mismo tiempo.
Mil besos dados y recibidos, mil caricias terminadas, guardados en tu memoria. Lástima que mi beso y mi caricia se perderán en el vacío breve de cinco minutos. Suerte que yo sí lo recordaré, para siempre.
Es mucho más sencillo recordar lo que nunca ha sucedido. Por eso nuestro beso será perenne y perpetuas nuestras caricias, aunque tú ya no las sientas y no puedan repetirse jamás.
El recuerdo del beso que no te he dado será mío eternamente e inmortal en estas líneas, aunque tus labios nunca hayan envuelto los míos.
Leí las instrucciones, claras y breves: abrir el sobre y diluir su contenido en medio vaso de agua, beberlo de un solo sorbo con los ojos cerrados. La tomé sin pensar y pasó.
El reloj de la cocina se paró. Salí al salón, allí estabas. Habías venido a tomar un café, simplemente. Te miré a los ojos, profundos, enormes, mágicos…
Creí oírte en un susurro… “te lo dije…” o quizá sólo lo soñé… o quizá lo pensé o quizá esta vida es demasiado corta y demasiado estrecha para sentir tanto al mismo tiempo.
Mil besos dados y recibidos, mil caricias terminadas, guardados en tu memoria. Lástima que mi beso y mi caricia se perderán en el vacío breve de cinco minutos. Suerte que yo sí lo recordaré, para siempre.
Es mucho más sencillo recordar lo que nunca ha sucedido. Por eso nuestro beso será perenne y perpetuas nuestras caricias, aunque tú ya no las sientas y no puedan repetirse jamás.
El recuerdo del beso que no te he dado será mío eternamente e inmortal en estas líneas, aunque tus labios nunca hayan envuelto los míos.

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